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La Comisión Electoral de Moldavia bloquea a los observadores europeos antes del crucial referéndum de adhesión a la UE

A medida que Moldavia se acerca a uno de los momentos más significativos de su historia moderna – unas elecciones presidenciales simultáneas y un referéndum sobre las enmiendas constitucionales para la adhesión a la Unión Europea – la transparencia del proceso está siendo objeto de un serio escrutinio. La Comisión Electoral Central (CEC) de Moldavia ha rechazado múltiples solicitudes de organizaciones no gubernamentales (ONG) europeas que pretendían supervisar las próximas votaciones, suscitando inquietud sobre la apertura de los procedimientos electorales y del referéndum, en particular para la diáspora moldava que vive en la Unión Europea.

El referéndum, previsto para el 20 de octubre de 2024, dará a los ciudadanos moldavos la oportunidad de votar si Moldavia debe acercarse a la Unión Europea modificando la Constitución para permitir una eventual adhesión a la UE. Dado el profundo impacto que esta votación podría tener en el futuro de Moldavia, garantizar un proceso electoral abierto y transparente es vital, no sólo para el país, sino para sus relaciones internacionales, en particular con la Unión Europea.

Sin embargo, el rechazo de las solicitudes de numerosas ONG europeas especializadas en promover la transparencia de los procesos democráticos ha hecho saltar las alarmas. No sólo se han denegado muchas solicitudes por motivos formalistas, sino que las denegaciones se emitieron sin explicaciones claras, dejando a estas organizaciones con pocos recursos. Esto ha ocurrido a pesar de que el proceso de votación, en particular para los ciudadanos moldavos que viven en el extranjero, se desarrollará en gran medida en la Unión Europea, donde el futuro de la posible adhesión de Moldavia a la UE reviste un gran interés.

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Las ONG europeas no pueden observar en territorio de la UE

En muchos casos, las ONG europeas que solicitaron observar las elecciones y el referéndum no recibieron respuesta alguna de la CEC. A pesar de haber presentado toda la documentación necesaria con mucha antelación, un número significativo de organizaciones se quedaron en el limbo, sin que sus solicitudes fueran reconocidas ni tramitadas. Esta falta de comunicación subraya aún más la opacidad del proceso de inscripción de observadores.

Entre las organizaciones cuyas solicitudes fueron rechazadas se encuentran varias ONG muy respetadas de toda la UE, entre ellas:

  • Académie de Géopolitique de París
  • Asociación Principios (Madrid)
  • The International Centre for Relations & Diplomacy (Londres y Bruselas)
  • Fundación Fortius España
  • Fundacion Sociedad Civil (España)
  • Instituto Trezeno (Portugal)
  • History Heritage Humanity (París)
  • Together for Future (Georgia)

Estas ONG, conocidas por su labor de fomento de la transparencia y la gobernanza democrática, solicitaron supervisar la votación en los colegios electorales de los ciudadanos moldavos residentes en la UE. Sin embargo, de forma sorprendente, la CEC rechazó sus solicitudes, alegando a menudo razones excesivamente formales o burocráticas.

Esta exclusión es especialmente sorprendente dada la naturaleza del referéndum. Los ciudadanos de Moldavia no sólo votarán a su próximo presidente, sino también una enmienda constitucional que podría abrir la puerta a la posible adhesión de Moldavia a la UE. Sin embargo, a las organizaciones con sede en la UE se les impide observar esta votación crucial en el territorio de la UE.

Esta contradicción no ha pasado desapercibida. Las organizaciones a las que se denegó el estatuto de observador han hecho saltar las alarmas, señalando la opacidad del proceso de registro de la CEC y la falta de directrices claras para los posibles observadores. Además, varias organizaciones informaron de que ni siquiera recibieron respuesta a sus solicitudes, a pesar de haber presentado todos los documentos requeridos mucho antes de los plazos oficiales.

Un proceso de inscripción opaco y selectivo

El proceso de inscripción como observador oficial ha estado plagado de dificultades desde el principio. Las organizaciones que deseaban supervisar las elecciones y el referéndum se encontraron con una falta de instrucciones claras por parte de la CEC, lo que dejó a muchas confundidas sobre cómo presentar correctamente sus solicitudes. Esta falta de transparencia, combinada con el carácter selectivo del proceso de aprobación, ha suscitado la preocupación de que sólo se conceda el estatuto de observador a las organizaciones previamente invitadas.

Un examen de la lista de observadores internacionales aprobados por la CEC revela la ausencia de organizaciones independientes de terceros, especializadas en la supervisión democrática. En la lista hay pocas ONG independientes -si es que hay alguna- que hayan presentado su candidatura por iniciativa propia. En cambio, parece que sólo las organizaciones invitadas selectivamente por la CEC han recibido luz verde para supervisar las elecciones. Esto sugiere un patrón preocupante: la CEC está permitiendo sólo a aquellos observadores que prefiere, en lugar de a aquellos comprometidos con garantizar la transparencia.

Preocupación por la democracia y las relaciones con la UE

Este hecho plantea interrogantes críticos sobre la integridad del proceso electoral de Moldavia, especialmente en un momento en que el país está considerando un cambio constitucional que podría alterar fundamentalmente su relación con la Unión Europea. El resultado del referéndum podría ser un momento crucial para el futuro de Moldavia, y la exclusión de observadores europeos -que están en una posición ideal para proporcionar una supervisión neutral y experta- corre el riesgo de socavar la confianza en el proceso.

La situación también ensombrece las credenciales democráticas de Moldavia. Los observadores internacionales desempeñan un papel vital a la hora de garantizar unas elecciones libres y justas, proporcionando una evaluación imparcial del proceso de votación. Al excluir a estas organizaciones, sobre todo a las que tienen un historial probado de fomento de la transparencia, la CEC no sólo perjudica la credibilidad de las próximas elecciones y referéndum, sino que también pone en peligro la relación de Moldavia con la Unión Europea.

Una llamada al escrutinio

A la luz de estos acontecimientos, la comunidad internacional debe prestar mucha atención al proceso electoral de Moldavia en las próximas semanas. La exclusión de ONG europeas independientes de la observación del referéndum de adhesión a la UE, especialmente dentro de sus fronteras, debe suscitar serias preocupaciones. Estas acciones contradicen las aspiraciones declaradas de Moldavia de ingresar en la Unión Europea, donde la transparencia y la supervisión democrática son principios fundamentales.

Las organizaciones rechazadas compartieron documentación sobre sus solicitudes y los rechazos que recibieron. Las capturas de pantalla de las solicitudes y las respuestas de la CEC dibujan un sistema defectuoso y opaco, que restringe la supervisión independiente en un momento en el que el futuro democrático de Moldavia está en juego.

A medida que se acercan las elecciones y el referéndum, queda por ver si Moldavia puede garantizar tanto a sus ciudadanos como a la comunidad internacional que el proceso será libre, justo y abierto al escrutinio.

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