En la primera gran decisión de política agrícola de su nuevo mandato, la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha elegido al eurodiputado luxemburgués Christophe Hansen como Comisario de Agricultura y Alimentación. Anunciado el 17 de septiembre, el Ejecutivo comunitario ha encargado a Hansen que desarrolle su prometida “Visión para la agricultura” antes del próximo mes de marzo, después de que el último año de protestas de los agricultores haya dejado en gran medida de lado el programa “De la granja al tenedor” del Pacto Verde.
A principios de este mes, von der Leyen dio los primeros indicios de la forma que podría adoptar esta visión, al presentar las conclusiones de su “Diálogo estratégico sobre el futuro de la agricultura de la UE“. El acto de presentación supone un cambio muy necesario en las políticas de apoyo a los pequeños agricultores y de fomento de dietas sanas y sostenibles, y la Comisión tendrá pronto la oportunidad de poner en práctica este prometedor planteamiento con su decisión sobre la controvertida etiqueta nutricional para todo el bloque.
La marcha atrás de Danone en Nutri-Score subraya la creciente oposición
Presentada en 2020 como el pilar de alimentos saludables de la estrategia “De la granja a la mesa” de la Comisión, la propuesta de una etiqueta nutricional obligatoria para todo el bloque aún no ha visto la luz después de haber sido retrasada indefinidamente desde 2022. El culpable de esta parálisis política, el sistema francés Nutri-Score, ha dividido cada vez más a los Estados miembros, ya que su enfoque rígido, punitivo y científicamente defectuoso suscita una amplia oposición.
Recientemente, Danone ha causado sensación al retirar la etiqueta Nutri-Score de sus productos lácteos y vegetales a principios de septiembre, sobre todo teniendo en cuenta que el gigante agroalimentario francés fue uno de los primeros y más destacados defensores del sistema. La sorprendente decisión de Danone refleja los problemas más generales del algoritmo actualizado de Nutri-Score, que no ha logrado corregir sus deficiencias inherentes.
Con el nuevo algoritmo, Nutri-Score clasifica ahora la leche y otros productos lácteos bebibles como “bebidas” en lugar de “alimentos en general”, lo que lleva a puntuaciones significativamente más bajas para productos que no han cambiado en absoluto. Por ejemplo, la leche entera ha bajado de una puntuación Nutri-Score “B” a “C” -lo que la sitúa a la par de refrescos como la Coca-Cola Light-, mientras que los yogures líquidos de Danone han bajado hasta “D” y “E”, aunque la versión sólida de los mismos productos ha conservado su “B”.
Como bien ha comentado la empresa, esta modificación ilógica “da una visión errónea de la calidad nutricional y funcional de los productos lácteos y vegetales bebibles” que contradice las directrices dietéticas europeas y confunde a los consumidores. De hecho, según el Secretario General de la Asociación Europea de Productos Lácteos, Alexander Anton, la “densidad natural de nutrientes de la leche,… proteínas de alta calidad y muchos minerales y vitaminas”, la convierten principalmente en una fuente de nutrición frente a la hidratación, lo que significa que debería evaluarse como un alimento animal en lugar de como una bebida.
La industria, el gobierno y los líderes científicos dan la voz de alarma
Desgraciadamente, la incapacidad de Nutri-Score para reconocer estas sutilezas nutricionales básicas ha sido un rasgo distintivo a lo largo de su desarrollo, y sus defectos han sido criticados durante mucho tiempo por los gobiernos de la UE, la comunidad científica y la industria agroalimentaria, especialmente los pequeños productores locales. El algoritmo de Nutri-Score, que se centra de forma reduccionista en un reducido conjunto de componentes “malos”, como la sal, el azúcar y las grasas, ha otorgado sistemáticamente las puntuaciones más negativas a muchos de los productos tradicionales de la UE, desde los quesos franceses hasta los jamones curados españoles, pasando por alto su importante valor micronutricional y su relevancia en una dieta equilibrada.
Más allá de su importante e injusta amenaza para la competitividad de los ganaderos y productores lácteos locales europeos, el “análisis incompleto y sesgado” de Nutri-Score -en palabras del destacado experto en nutrición francés Dr. Jean-Michel Lecerf- genera orientaciones confusas y engañosas para los consumidores que intentan mejorar su dieta. Por ejemplo, el algoritmo actualizado ha llegado a degradar ciertas frutas, como las ciruelas pasas francesas, de “A” a “C”, con sus azúcares naturales tratados igual que los azúcares artificiales de los productos industriales -estos últimos, de hecho, pueden transformar sus fórmulas para obtener una mejor puntuación-.
Esta confusión de los consumidores ha sido señalada por destacados nutricionistas de toda la UE: el Dr . Stephan Peters, de la Asociación Holandesa de Productos Lácteos, el Dr. Mariusz Panczyk, de la Universidad Médica de Varsovia, e incluso la propia Agencia Nacional de Seguridad Alimentaria de Francia (ANSES) cuestionan la capacidad de Nutri-Score para orientar a los ciudadanos hacia dietas equilibradas y nutritivas. A pesar de la abundancia de críticas científicas -por no hablar de la creciente coalición de países europeos, entre ellos Portugal, Rumanía y Suiza, que se apartan de la etiqueta-, el equipo de Nutri-Score y sus aliados siguen insistiendo en que es el único juego legítimo en la ciudad.
La hora de la verdad en los próximos meses
Ante la creciente oposición, los partidarios de Nutri-Score, entre los que se encuentran el grupo de presión de consumidores BEUC, el grupo de consumidores francés UFC-Que Choisir y Foodwatch, están intensificando la presión para imponer la etiqueta en la UE de forma precipitada y equivocada.
UFC-Que Choisir critica el reciente giro de Danone y se pregunta con qué derecho la empresa “da lecciones de nutrición a los expertos más eminentes” de los países favorables a la etiqueta Nutri-Score. Sin embargo, el grupo ha olvidado mencionar que estos “expertos” son mucho menos legítimos de lo que parece, ya que un reciente estudio del que es coautor el Dr. Peters revela que “la gran mayoría” de las investigaciones favorables a Nutri-Score “las lleva a cabo el equipo” que está detrás del sistema, mientras que la mayoría de los estudios verdaderamente independientes han sido decididamente menos halagüeños.
Como ha argumentado acertadamente el Dr. Peters, los responsables políticos de la UE deberían esperar a que se realicen más evaluaciones independientes de la eficacia de la etiqueta y resistirse a estos llamamientos emergentes -que encarnan lo que el abogado francés Jean-Philippe Feldman ha bautizado acertadamente como el “totalitarismo nutricional” de Nutri-Score- antes de proponer la implantación del sistema en toda la UE.
De cara al futuro, hay razones para esperar que Bruselas tome la decisión correcta. Para empezar, figuras influyentes tanto en la UE como a nivel nacional, como el candidato a Comisario de Alimentación y Agricultura, Christophe Hansen, y el nuevo Primer Ministro francés , Michel Barnier, tienen una sólida formación agrícola. De hecho, como Ministro de Agricultura de Francia en 2008, la visión de Barnier de una política agraria de la UE más justa y sostenible ya captó el núcleo de la orientación política que ahora se desprende del “Diálogo Estratégico” de von der Leyen.
Trabajando con los líderes de los demás países agrícolas del bloque y aprovechando sus profundos lazos en Bruselas, Barnier estaría bien situado para orientar una política agroalimentaria responsable de la UE. En este esfuerzo, el recién propuesto “Consejo Europeo de Agricultura y Alimentación”, que continuará el proceso de participación de los agricultores iniciado por el Diálogo Estratégico, será clave para garantizar que la nueva visión agrícola de la UE se traduzca en políticas de apoyo que empoderen a los agricultores europeos.
