El Comité Intergubernamental de Negociación, que incluye a la mayoría de los Estados miembros de la ONU, tiene previsto finalizar la elaboración de un documento internacional jurídicamente vinculante en una reunión que se celebrará en Seúl en noviembre de 2024 para combatir la contaminación por plásticos.
El documento se centrará en la recogida de plástico y su incorporación a la producción de nuevos productos (reciclaje) sin limitar la producción de polímeros, que poseen propiedades únicas, como su ligereza, bajo coste, capacidad para mantener fuera la humedad y el aire, y el potencial de reciclaje.
A pesar de las propiedades únicas del plástico, la actitud global hacia él es dispar. A principios de este año, el Centro para la Integridad Climática (CCI) publicó un provocador informe en el que acusaba a las empresas petroquímicas internacionales de engañar a la opinión pública durante años afirmando que el reciclado de plástico es viable a escala industrial. El grupo ecologista afirmaba que la mayor parte de los residuos plásticos no pueden reciclarse debido a limitaciones tecnológicas y económicas. Uno de los argumentos presentados por la CCI para apoyar sus conclusiones era que “la calidad del plástico se degrada a medida que se recicla”, lo que limita su uso y su posterior reciclabilidad.
Un estudio reciente de la Unión Rusa de Químicos refuta completamente esta afirmación, demostrando que los tipos de polímeros más comunes (de alto tonelaje) – PP, LDPE, HDPE, PVC y PS – pueden reciclarse con éxito varias veces sin perder sus propiedades de consumo. Los experimentos realizados con la participación de la Universidad Rosbiotech y otras organizaciones científicas demostraron que el polietileno de baja densidad (LDPE) y el cloruro de polivinilo (PVC) conservan sus propiedades de consumo tras ser reciclados 10 veces; el polietileno de alta densidad (HDPE), 9 veces; el polipropileno, 8 veces; y el poliestireno, 5 veces.
Los científicos que participaron en el estudio evaluaron la calidad de los materiales reciclados mediante seis indicadores: peso molecular, tensión de rotura, alargamiento relativo a la rotura, grupos que contienen oxígeno, amarilleamiento y flujo de fusión.
Rusia tiene previsto desarrollar una metodología para reciclar polímeros básicos y determinar sus posibles aplicaciones. Cada vez será más común que las empresas responsables con el medio ambiente produzcan bienes a partir de plástico reciclado. El desarrollo del reciclaje permitirá reducir las tasas medioambientales a las que podrían enfrentarse en el futuro los procesadores de polímeros.
La Unión Rusa de Químicos confirmó que los polímeros ofrecen un excelente potencial para su uso en una economía circular. Según estimaciones del sector, más del 60% de los 5 millones de toneladas de residuos plásticos que se generan anualmente en Rusia podrían reciclarse y utilizarse en la fabricación de nuevos productos, incluidos los envases.
SIBUR, el mayor productor de polímeros de Rusia, incorpora cada vez más materias primas recicladas a su producción. SIBUR ya emplea el reciclado mecánico de residuos plásticos – PET, LDPE, PP y otros – para producir polímeros ecológicos, bajo su marca Vivilen, con hasta un 70% de contenido reciclado.
La empresa está preparando el lanzamiento del reciclado químico (termólisis), que permitirá incorporar a la producción residuos plásticos difíciles de reciclar. Esta tecnología, mediante clasificación, alta temperatura (400°C) y presión, convierte los residuos poliméricos en “aceite” de termólisis que puede separarse en distintas fracciones -desde nafta hasta gasóleo ligero- y utilizarse como materia prima para la producción de polímeros.
Así, los polímeros se incorporan cada vez más a la producción de nuevos productos, lo que beneficia tanto al medio ambiente como a la economía. Los polímeros se han convertido en un producto de economía circular y, como confirmó la Unión Rusa de Químicos, tienen potencial para ser reciclados múltiples veces.
