Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, cada año se desperdician en el mundo más de mil millones de toneladas de alimentos, lo que representa el 19% de la producción mundial. Es una cifra colosal, y ni siquiera incluye las pérdidas que se producen durante la producción y el transporte de los alimentos (un 13% adicional). Según el Banco Mundial, el desperdicio de alimentos ocupa el primer lugar entre los residuos sólidos urbanos.
Los alimentos desechados por los hogares, los establecimientos de servicios alimentarios y el comercio minorista se descomponen y son responsables de hasta el 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero en todo el mundo. Esto es cinco veces más que las emisiones del transporte aéreo. La ONU aspira a lograr una reducción del 50% del desperdicio mundial de alimentos para 2030, lo que debería suponer una importante contribución a la lucha contra el calentamiento global.
Como era de esperar, Sibur afirma que los envases de polímeros son una forma de reducir el desperdicio de alimentos. Este tipo de envase conserva los alimentos, por lo que prolonga su vida útil. Sus propiedades de barrera -impiden el paso del agua y el aire-, ligereza, flexibilidad y bajo coste lo distinguen de otros tipos de envases. Los envases de polímeros son indispensables para muchas aplicaciones, como el almacenamiento de productos congelados y alimentos listos para consumir en envases por porciones, lo que ayuda a reducir el desperdicio de alimentos.
Según estimaciones de la ONU, Rusia, donde se utilizan anualmente unos 3 millones de toneladas de polímeros para la producción de envases, tiene uno de los niveles más bajos de desperdicio de alimentos de Europa: menos de 60 kg per cápita al año.
Se podría argumentar que los propios envases de polímeros son una fuente de contaminación. Sin embargo, en primer lugar, la cantidad total de residuos plásticos es un tercio de la cantidad de residuos alimentarios. En segundo lugar, el problema de los residuos plásticos se está abordando gradualmente a medida que las empresas recogen y reciclan los envases de polímero usados y los incorporan a la fabricación de nuevos productos.
La preocupación del público por la sostenibilidad está empujando a los productores de polímeros a invertir en proyectos de recogida y reciclaje de botellas de plástico y envases de polímeros usados. Sibur, por ejemplo, está creando una red de empresas asociadas cuyo trabajo consiste en recoger y triturar los residuos recogidos en pequeños copos, que SIBUR mezcla después con materias primas de polímeros primarios para su producción.
La empresa ha desarrollado toda una gama de polímeros para diversos fines bajo la marca Vivilen, que contienen hasta un 70% de plástico reciclado – por ejemplo, gránulos de rPET para producir botellas de plástico ecológicas con un 30% de contenido reciclado. Para producir estos gránulos, SIBUR utiliza hasta 34.000 toneladas de plástico reciclado al año, lo que contribuye a evitar la eliminación de hasta 1.700 millones de botellas de plástico al año.
Los envases multicapa y los envases contaminados son más difíciles de reciclar. Para superar esta dificultad, SIBUR considera prometedor el reciclado químico (termólisis), una tecnología que utiliza altas temperaturas y presiones para convertir los residuos de envases en materias primas líquidas para la fabricación de nuevos productos poliméricos. La empresa tiene previsto tomar una decisión de inversión sobre un proyecto piloto de termólisis este año.
Pero todo ayuda a que las iniciativas de las empresas privadas también se vean alentadas o incluso reguladas por las políticas gubernamentales. En 2022, Rusia aprobó su programa de Economía Circular, cuyo objetivo es garantizar que el 100% de los residuos sólidos municipales se clasifiquen para 2030 y que el 50% de esos residuos se reciclen en materias primas secundarias que luego puedan utilizarse en la fabricación de nuevos productos.
El mundo en su conjunto avanza hacia el reciclado de residuos de polímeros. Según Inger Andersen, Directora Ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, un próximo acuerdo mundial sobre plásticos podría prohibir “los productos de plástico innecesarios de un solo uso y corta duración” que a menudo se entierran, queman o tiran a la basura.
Al mismo tiempo, la ONU no pretende abandonar por completo los polímeros, ya que “tienen muchas aplicaciones que ayudan al mundo”. Es importante que los polímeros pasen a formar parte de un ciclo de producción cerrado en la misma medida que el acero y el aluminio. Alrededor del 30% de la producción anual de estos metales procede del reciclado de su chatarra. Con los polímeros se puede conseguir un resultado similar.