La Oficina Parlamentaria de Evaluación Científica y Tecnológica de Francia ha llegado a la conclusión de que es necesario un cambio drástico de enfoque para conseguir que los fumadores de cigarrillos dejen de fumar. Un informe elaborado por miembros de ambas cámaras del Parlamento francés recomienda un enfoque de reducción de riesgos que ofrezca a los fumadores la posibilidad de pasarse a los cigarrillos electrónicos, mucho menos nocivos, escribe el redactor político Nick Powell.
La política francesa en materia de tabaco se basa en gran medida en unos impuestos elevados para desincentivar el consumo de cigarrillos. Esto ha dado lugar a una afluencia de cigarrillos de contrabando, falsificados y otros ilícitos, y a una tasa de tabaquismo que sigue siendo alta en comparación con muchos otros países europeos. Este planteamiento de “dejar de fumar o morir” significa que la mayoría de los franceses, según una encuesta realizada a principios de este año, tienen poco o ningún conocimiento de las alternativas sin humo, como los cigarrillos electrónicos.
El cambio a productos del tabaco alternativos reduce drásticamente el peligro para la salud al que se enfrentan los fumadores, un hecho que ahora ha sido aceptado por el organismo que permite a los parlamentarios franceses examinar la base científica de la política gubernamental. La Oficina Parlamentaria de Evaluación Científica y Tecnológica está compuesta por 18 diputados de la Asamblea Nacional y 18 senadores, asistidos por 15 científicos de renombre.
El informe, elaborado por el diputado Gérard Leseul y la senadora Catherine Procaccia, recomienda adoptar un nuevo enfoque de reducción de riesgos para que todos los fumadores abandonen el hábito. En concreto, apoya el cambio a la política del Reino Unido, que integra los cigarrillos electrónicos en su estrategia de control del tabaco.
También pide que se inicien rápidamente en Francia nuevos estudios independientes sobre la nocividad específica y relativa de los distintos productos y sus efectos sobre el consumo de cigarrillos. El informe sostiene que es especialmente necesario realizar estudios independientes sobre el tabaco calentado para fundamentar las futuras políticas públicas.
Los autores quieren que los consumidores reciban información clara, completa y objetiva sobre los distintos productos del tabaco, con advertencias sobre los peligros de combinar el consumo tradicional de cigarrillos con el uso de cigarrillos electrónicos. Quieren prohibir los sabores que atraen especialmente a los niños y la venta de cigarrillos electrónicos de un solo uso.
Una recomendación aparentemente obvia de los políticos franceses es que las leyes y normativas sobre los productos del tabaco se basen en los mejores conocimientos científicos disponibles. Sin embargo, existe un peligro real de que este principio esencial se esté abandonando a nivel europeo. Aunque la UE se enorgullece de que su enfoque normativo en distintos sectores se adopte a menudo en todo el mundo, en materia de política del tabaco la Comisión parece contentarse con seguir las políticas de la Organización Mundial de la Salud.
Damian Sweeney, de la organización europea de defensa de los consumidores ETHRA (European Tobacco Harm Reduction Advocates), escribió el mes pasado a los miembros del Grupo de Trabajo sobre Salud Pública del Parlamento Europeo acerca de la información que había recibido de la Comisión y la Presidencia antes de la reunión de este otoño en Panamá de las partes del Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud para el Control del Tabaco.
ETHRA advirtió de que las principales recomendaciones políticas que se debatirán en Panamá negarán el uso continuado de productos de nicotina más seguros a millones de consumidores europeos que han dejado de fumar con éxito con la ayuda de estos productos. En el futuro, decenas de millones de fumadores se verían privados de la oportunidad de reducir sus riesgos para la salud.
Damian Sweeney pidió que la posición de la UE refleje las opiniones de los consumidores afectados y defienda los principios fundamentales de la Unión Europea relativos al mercado interior, la proporcionalidad y la no discriminación en la elaboración de políticas. “Las recomendaciones políticas, a saber, restringir severamente los sabores en los productos de nicotina más seguros, prohibir los vaporizadores de depósito abierto (e-cigarrillos), prohibir los vaporizadores desechables, impedir todas las formas de comercialización o prohibir las bolsitas de nicotina, y prohibir o regular los productos de tabaco calentado de la misma manera que los cigarrillos combustibles, están en contradicción con la ambición de la UE de alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible de la OMS … de reducir las muertes prematuras por cuatro enfermedades no transmisibles clave en un tercio para 2030”, escribió.
“La distinción fundamental debería ser entre productos combustibles (nocivos) y no combustibles (mucho menos nocivos)”, añadió. “Los productos de nicotina más seguros funcionan como sustitutos de los cigarrillos. Hay abundantes investigaciones financiadas por el Gobierno y otras independientes que lo confirman. Medidas como el aumento de los impuestos sobre los cigarrillos electrónicos, la prohibición de los sabores de los productos, la prohibición de la publicidad y las restricciones de acceso a productos de nicotina más seguros pueden aumentar el consumo de tabaco”.
“El hecho de que los productos de nicotina más seguros sean sustitutos de los cigarrillos debería ser la consideración central en las políticas reguladoras de la nicotina. Sin embargo, la OMS y el CMCT siguen ignorando las pruebas y, en su lugar, sitúan estos productos únicamente como una amenaza, sin tener en cuenta que los productos de nicotina más seguros ofrecen oportunidades para la salud pública. Los países que prohíben los productos de nicotina más seguros no han eliminado su uso, sino que exponen a los consumidores a los productos inseguros y no regulados, que siguen estando ampliamente disponibles en los mercados negro y gris”.
Sweeney citó numerosas pruebas científicas, algunas de ellas encargadas por la Organización Mundial de la Salud, que han sido ignoradas. Señaló que la OMS no ha conseguido prácticamente ningún avance en la reducción del número de fumadores en todo el mundo.
