El Centro Europeo de Seguridad e Inteligencia afiliado a la Unión Europea ha elaborado un informe detallado sobre el líder de la iniciativa de la Tercera República Libanesa, Omar Harfouch, y lo que éste está afrontando por los intentos del sistema libanés de socavarle e impedirle completar su proyecto de lucha contra la corrupción.
Según el informe, el 29 de marzo, Harfouch asistió a una conferencia en el Parlamento Europeo sobre el tema de la “lucha contra el terrorismo”, en la que habló brevemente durante unos tres minutos sobre la cuestión de la corrupción en Líbano. En los días siguientes, fue violentamente atacado en Beirut por algunos medios de comunicación, Hezbolá y las autoridades libanesas, que le acusaron de “ponerse en contacto con un Estado enemigo” (Israel).
El diario Al-Akhbar, que tiene fama de ser próximo a Hezbolá, se ensañó especialmente contra él. Entonces, la justicia militar abrió diligencias contra Omar Harfouch, acusado de “traición”, y más tarde se dictó una orden de detención contra él, ordenada directamente por el Primer Ministro de Líbano. Desde entonces, Omar Harfouch ha sido objeto de una auténtica campaña de odio y difamación.
El informe señala que, después de que Harfouch consiguiera sacar a la luz varios expedientes de corrupción, entre ellos los del Primer Ministro Najib Mikati, este último tuvo motivos para enfadarse con Harfouch, que entregó a la justicia monegasca documentos que condenaban a Mikati, que llegó a ser procesado por blanqueo de dinero. Lo mismo ocurrió con el gobernador del Banco Central de Líbano, acusado de blanqueo de dinero por países europeos.
También se congelaron decenas de millones de dólares del Banque Richelieu de Mónaco, filial del banco Société Générale dirigido por Anton Sehnaoui, que a su vez quiere vengarse de Harfouch. Desde entonces, la investigación se ha acelerado y Francia, Alemania y Luxemburgo han confiscado 120 millones de euros pertenecientes a Salameh.
Y el pasado mes de marzo fue detenido el banquero libanés Marawan Khaireddine. Por último, el propio Sehnawi es sospechoso de estar implicado en casos de corrupción, y se dice que está detrás de una campaña de desprestigio en Francia y Líbano destinada a desacreditar a Harfouch. Por lo tanto, es “el hombre que hay que matar”.
El informe considera que el mandato de detención de Harfouch no es más que el resultado lógico de esta vendetta política lanzada por sus adversarios. Cabe señalar que esta acusación de “vínculos con Israel” es un segundo intento de utilizar el mismo argumento para silenciar a Harfouch. Como veremos más adelante al hablar de otro caso, estos hechos estaban en gran medida prohibidos (el plazo de prescripción es de diez años, y este supuesto “contacto” tuvo lugar 18 años antes de que se presentara la denuncia, es decir, que está desfasada).
¿Quién decidió remitir a Harfouch a los tribunales militares acusado de traición y revelación de secretos de Estado? El informe indicaba que el fiscal Ghassan Oweidat decidió remitir al tribunal militar el expediente de Harfouch a pesar del paso del tiempo, presentado por algunos de los abogados de Mikati en relación con la presencia de Harfouch en un viaje en el que participó un periodista israelí en 2004.
Hoy, este fenómeno se ha repetido con un nuevo juez, el juez de instrucción del norte, Samaranda Nassar, afiliado al Movimiento Patriótico Libre y aliado de Hezbolá, que dictó una orden de detención contra Harfouch basándose en la denuncia de Mikati sin escuchar a Harfouch ni siquiera informarle conforme a los principios legales.
He aquí el dossier completo del Centro Europeo de Seguridad e Inteligencia: http://www.esisc.org/publications/briefings/the-use-of-law-and-military-justice-to-repress-political-dissent-in-lebanon-the-omar-harfouch-case.