El fundador del partido “Tercera República del Líbano”, Omar Harfouch, llegó a Bruselas ayer, martes 2 de mayo, con el objetivo de mantener varias reuniones relacionadas con expedientes sobre asuntos libaneses. El político libanés se reunió con la Presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, el Comisario Europeo Oliver Varhelyi, varios eurodiputados y representantes de organizaciones de derechos humanos y organizaciones no gubernamentales.
Esto ocurrió un día después de que el Comité de Relaciones Exteriores del Congreso de Estados Unidos enviara una carta urgente instando al presidente estadounidense Joe Biden a abordar urgentemente la situación en Líbano y a no apoyar a ningún presidente de la República de Líbano apoyado por el dúo pro chií Suleiman-Franjieh, que dijeron querer “luchar contra la corrupción y castigar a los corruptos”, insólitamente sólo una semana después de que Harfouch se reuniera con el remitente de la carta al presidente Biden, el senador Risch. De hecho, resulta inverosímil e irrisorio que quienes siempre han formado parte del sistema de poder en Líbano puedan llevar adelante la lucha contra la corrupción en el país.
La presencia de Harfouch en Bruselas coincidió con el anuncio del “primer ministro libanés dimisionario -Najib Mikati-, según el diario libanés Al-Akhbar, próximo a Hezbolá, de su intención de abandonar definitivamente el Líbano y liquidar todos sus asuntos allí inmediatamente después de la elección de un nuevo presidente para el Líbano y la formación de un nuevo gobierno”.
Una declaración que equivale a admitir la derrota frente al candidato más fuerte a la jefatura del nuevo gobierno, Omar Harfouch, actualmente objeto de una feroz campaña de odio por parte de Mikati, como único promotor de una propuesta política liberal, innovadora y anticorrupción.
