Lo único sorprendente es que nos sorprendamos”, escribe Clemens Calice , Consejero Delegado de Cygnum Capital Partners, banco de inversión y gestor de activos líder en mercados emergentes.
Desde hace algún tiempo, la ayuda estadounidense al desarrollo se ha ido alejando de un enfoque multilateral – Europa ha vivido en la negación durante demasiado tiempo. Es posible que la actual Administración estadounidense nos haya hecho un favor. Nos obliga a afrontar lo que ha estado a la vista. Europa se encuentra en una coyuntura crítica en su enfoque del desarrollo internacional. Si juega bien sus cartas, puede restablecer su liderazgo y crear nuevos mercados para la industria europea. África es un continente enorme a nuestras puertas. Su desarrollo es a la vez una necesidad y una oportunidad para Europa.
Cygnum Capital, banco de inversión y gestor de activos centrado en los mercados fronterizos, es uno de los inversores y asesores más activos en África. Podemos dar fe del potencial de los mercados africanos, pero nuestros esfuerzos se ven a menudo obstaculizados por la normativa y las políticas europeas.
Grandes potencias como EE.UU., Rusia y China ven cada vez más las relaciones internacionales y la ayuda al desarrollo a través de un prisma de suma cero, apartándose del enfoque europeo del desarrollo, más colaborativo y apolítico, centrado en el “bien común mundial”. Puede que tengamos razón, pero sólo funciona si todo el mundo juega con las mismas reglas.
Resulta tentador limitarse a seguir el modelo estadounidense. Pero hay otro camino, que es moral y económicamente justificable, y Europa debe mostrarlo ahora. Europa cuenta con unos puntos fuertes únicos en la ayuda al desarrollo, especialmente en África, donde nuestra ventaja reside en nuestra amplia red de agencias de desarrollo y, sobre todo, en el profundo compromiso de nuestro sector privado con los mercados africanos. A diferencia del enfoque político de la Corporación Financiera de Desarrollo de EE.UU. o del modelo estatalista de China, Europa debe aprovechar esta oportunidad para reforzar sus lazos económicos con África de forma que sean mutuamente beneficiosos.
Así pues, de la crisis surge una oportunidad estratégica para el liderazgo europeo en la financiación del desarrollo. Para aprovecharla, Europa debe cultivar y apoyar su propio talento, tanto en el sector público como en el privado. He aquí algunas de nuestras sugerencias para lograrlo:
Debemos restablecer el dominio financiero de Europa en los mercados fronterizos:
Europa debe crear un marco para los mercados de capitales que permita a las instituciones financieras privadas europeas desempeñar un papel más importante en la financiación de infraestructuras y empresas en los mercados emergentes.
- Debemos reformar la normativa bancaria de Basilea para animar a los bancos europeos a financiar proyectos en los mercados emergentes sin excesivas restricciones de capital.
- Debemos aprovechar las sólidas industrias europeas de seguros y reaseguros para reducir el riesgo de las inversiones.
- Los gobiernos deben dar prioridad al respaldo financiero a las empresas europeas para que puedan acceder a mercados de rápido crecimiento.
Esto evitará que las finanzas europeas queden marginadas por las maniobras políticas de Estados Unidos (por ejemplo, la financiación de la CFD al servicio de la política exterior estadounidense) y reducirá la dependencia de los modelos de inversión respaldados por el Estado (como el de China), reforzando el enfoque europeo dirigido por el sector privado.
Necesitamos una nueva estrategia coordinada de migración y capital humano
En lugar de tratar la migración como una crisis, Europa debería invertir activamente en programas de movilidad de mano de obra cualificada entre África y Europa.
- Europa debería crear “vías de migración circular” en las que los profesionales africanos puedan trabajar en Europa temporalmente, adquirir competencias y regresar.
- Deberíamos lanzar becas paneuropeas y programas de formación técnica centrados en STEM, finanzas y emprendimiento.
De este modo se evitaría la fuga de cerebros de los países emergentes, se paliaría la escasez de mano de obra en sectores críticos y se reforzarían los lazos empresariales entre Europa y los países emergentes a través de la transferencia de conocimientos, al tiempo que se contrarrestaría la influencia económica de China, que a menudo ignora el desarrollo del capital humano local.
Debemos utilizar la política comercial e industrial como herramienta estratégica
Europa debe crear nuevos acuerdos comerciales con África que den prioridad al valor añadido, en lugar de limitarse a exportar materias primas.
- Animar a las empresas europeas a crear cadenas de fabricación y suministro en África, reduciendo la dependencia de Asia.
- Deberíamos reforzar las asociaciones AfCFTA (Área Continental Africana de Libre Comercio) ofreciendo políticas comerciales preferenciales. De este modo podemos reducir la dependencia africana de China para el desarrollo industrial.
Todo ello garantiza que las empresas europeas se beneficien del crecimiento económico de África, en lugar de quedar marginadas, y evita que África sea un proveedor de materias primas mientras Europa importa productos acabados de China.
Crear una narrativa europea asertiva
Europa necesita comunicar su visión global con mayor eficacia para contrarrestar tanto el proteccionismo estadounidense como el capitalismo de Estado chino.
- Debemos desarrollar una “marca” europea de inversión que sea clara sobre nuestros propios intereses, al tiempo que ofrezca creación de valor y sostenibilidad a largo plazo.
- Debemos apoyar a los medios de comunicación y grupos de reflexión europeos para que configuren el discurso mundial sobre el desarrollo y la colaboración económica.
Esto contrarresta la estrategia de inversión “win-lose” de China y la narrativa estadounidense de liderazgo occidental, y crea una influencia de poder blando que se traduce en influencia económica y política.
Es mucho lo que está en juego, al igual que las posibles recompensas. Juntos debemos trabajar para cerrar la inaceptable brecha de riqueza entre el Norte y el Sur. Este movimiento es defensivo a corto plazo: un mayor esfuerzo europeo coordinado protege frente a las maniobras agresivas de Estados Unidos y China y ofrece a los africanos más oportunidades en casa. También es ofensiva a largo plazo: hacer que el Sur sea más próspero creará riqueza para Europa y oportunidades de crecimiento. El autor es Consejero Delegado de Cygnum, banco de inversión y gestor de fondos emergentes