Se equivoca quien cree que con el comienzo de la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia, la agresión híbrida del Kremlin ha cesado por completo. No, está adoptando formas activas y sigue siendo relevante para muchos puntos calientes. Especialmente para el sur del Cáucaso, un lugar de gran importancia para Rusia, donde reside uno de sus pocos aliados – Armenia – escribe Yevhen Mahda.
Stian Jenssen, Director de la Oficina Privada del Secretario General de la OTAN, se ha convertido esta semana en un nombre muy conocido en Ucrania. Aunque la fama tiene muchas formas, este funcionario de la Alianza ha optado por un ascenso bastante rápido. Su sugerencia pública de que Ucrania podría ceder territorio a cambio de tener garantizado su ingreso en la OTAN constituye una estratagema peligrosa y cínica. Jenssen se retractó rápidamente de sus palabras, socavando de hecho su propia posición, pero el daño ya estaba hecho.
Hay varios factores más que hacen que esta declaración merezca atención:-.
Jenssen, como otros funcionarios de la OTAN, no tenía autoridad formal para hablar en nombre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Simplemente se extralimitó cuando decidió que podía salirse con la suya con semejante metedura de pata pública. El cargo de Director de la Oficina Privada del Secretario General de la OTAN (sólo el propio Jens Stoltenberg y sus adjuntos pueden expresar la postura oficial de la Alianza) se utilizó, como mínimo, de forma indebida, y este abuso debería ser investigado por los organismos encargados de hacer cumplir la ley.
- La propuesta de que Ucrania ampute esencialmente partes de su territorio a cambio de un tratamiento garantizado mediante la integración en la OTAN no es la opinión privada de un solo funcionario. De hecho, refleja la postura de unos pocos representantes dentro del establishment occidental que quieren construir un mundo donde prevalezca la democracia, pero no quieren provocar a Rusia ni cambiar la perspectiva geopolítica del Kremlin hacia Ucrania y el espacio postsoviético.
- Hablar de “ingreso garantizado en la OTAN” en ausencia de un consenso claro dentro de la Alianza sobre la cuestión ucraniana es un intento deliberado de engañar. Sobre todo teniendo en cuenta los “cambios significativos en la cuestión del ingreso de Ucrania en la OTAN” mencionados por Jenssen. Actualmente no existen pruebas objetivas que respalden estas afirmaciones.
- Los medios de comunicación noruegos han suscitado un debate sobre las razones por las que se incumplieron las Reglas de Chatham House, que llevaron a revelar la postura de Stian Jenssen. También merece la pena aclarar las circunstancias de la filtración de información, ya que los medios rusos la recogieron rápidamente y la difundieron por todo el mundo. Evidentemente, se trató de una operación informativa-psicológica rusa bien planificada.
Este tipo de acciones encajan perfectamente en la lógica del Kremlin, que actualmente se centra en demostrar la ineficacia de las acciones de sus adversarios tradicionales. Para lograrlo, Rusia utiliza diversas herramientas, pero hay una de ellas que merece la pena examinar con más detalle.
Aunque Rusia y los procedimientos democráticos son como dos galaxias distantes que rara vez se cruzan, Moscú estudia cuidadosamente el funcionamiento interno de una sociedad democrática. Esto va más allá de los medios de comunicación e incluye mecanismos legales, cuestiones de uso y abuso de poder y el uso de afiliaciones para validar opiniones de expertos. En este sentido, el Kremlin ha logrado éxitos notables que merecen atención.
A finales de julio de 2023, Araik Harutunyan, el llamado “presidente de Artsaj” (líder prorruso de la no reconocida República de Nagorno-Karabaj, enclave ocupado en territorio azerbaiyano), se dirigió al abogado argentino Louis Moreno-Ocampo para pedirle una “evaluación jurídica” de la situación en la región. Moreno-Ocampo fue en su día fiscal jefe de la Corte Penal Internacional, pero se vio obligado a dimitir en 2012 debido a una serie de escándalos.
Sin embargo, esto no impidió que Louis Moreno-Ocampo llegara a la conclusión, a distancia y en tan solo nueve días, de que los acontecimientos en torno al corredor de Lachin constituyen un “genocidio de armenios.” Esta evaluación fue ampliamente difundida en los medios de comunicación mundiales, creando el correspondiente telón de fondo informativo antes de la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU del 16 de agosto. Ésta se celebró a petición de Armenia para debatir la situación en Karabaj. Un observador atento comprenderá sin duda que el Consejo de Seguridad de la ONU no puede tomar actualmente ninguna decisión vinculante. Sin embargo, plantear la cuestión en Nueva York atrae la atención del mundo.
En esencia, estamos ante una estratagema cínica. Araik Harutunyan no es representante de un Estado reconocido internacionalmente como miembro de la comunidad mundial. Está reconocido únicamente por las “repúblicas” proxy rusas en territorios ucranianos, georgianos y moldavos. Está “protegido” por el ejército ruso.
Louis Moreno-Ocampo no representa a la Corte Penal Internacional y se aprovecha de su antiguo cargo, haciendo hincapié en que proporcionó esta evaluación pro bono (gratuitamente). Dejamos estas afirmaciones a la conciencia del abogado argentino, que tiene un historial de contactos turbios y sospechas. En esencia, hemos sido testigos del uso de métodos de guerra híbrida para influir en la opinión pública.
Calificar la situación en torno a Karabaj de “genocidio armenio” es esencialmente un intento cínico de explotar la memoria de los armenios asesinados en el Imperio Otomano durante la Primera Guerra Mundial. Esto sugiere que el Kremlin está detrás de la implicación de Louis Moreno-Ocampo, ya que es práctica habitual del Kremlin explotar el sufrimiento ajeno para su propio beneficio político. Además, Moscú está muy preocupado por el acercamiento gradual entre Bakú y Ereván en materia de paz, incluida la voluntad expresada por el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinyan, de firmar un tratado de paz con Azerbaiyán. Para Rusia, este escenario es inaceptable, ya que significaría perder influencia en el sur del Cáucaso.
Los esfuerzos de Jenssen y Moreno-Ocampo encuentran una mayor resonancia en el ámbito de la defensa pública gracias a Scott Ritter. Antiguo marine e inspector de armamento de las Naciones Unidas durante la década de 1990, la historia de Ritter se vio empañada por dos encuentros con las fuerzas de seguridad estadounidenses en relación con su presunta implicación en relaciones inapropiadas con una menor. Sin embargo, esto no le impidió entablar un polémico diálogo con el periodista Seymour Hersh en 2005. (Cabe señalar que Hersh, reconocido por afirmar que fuerzas estadounidenses estaban detrás de la destrucción de los oleoductos Nord Stream, realizó la entrevista).
Con el advenimiento de la incursión expansiva de Rusia en Ucrania, la alineación de Ritter pivotó hacia la promoción de los intereses del Kremlin dentro del panorama informativo de Estados Unidos. Entre sus afirmaciones estaba la de que las víctimas civiles de Bucha eran obra de la policía ucraniana. Además, mantenía la convicción de que la infusión de armamento occidental en posesión de Ucrania no tendría ningún efecto transformador en la dinámica del conflicto ruso-ucraniano.
Los casos de Jenssen y Moreno-Ocampo arrojan luz sobre el modus operandi de los servicios de inteligencia rusos. Observan de cerca los círculos profesionales relevantes, identifican a las personas vulnerables y luego les hacen ofertas tentadoras. De este modo, las narrativas del Kremlin se difunden en el espacio informativo del mundo desarrollado, llevadas por figuras con una reputación pasada. Estos “héroes de antaño” no hacen sino subrayar la necesidad de un pensamiento crítico y de verificar tanto la autenticidad de la información como la integridad de la fuente.
Y. Mahda es autor de los libros ‘Guerra híbrida: sobrevivir y ganar’ (Kharkiv, 2015), ‘La agresión híbrida de Rusia: Lecciones para Europa” (Kiev, 2017), “Juegos de imágenes: Cómo percibe Europa a Ucrania” (Járkov, 2016, coautora Tetyana Vodotyka).