A lo largo de los años, Estados Unidos ha pretendido ser un “faro de democracia”. Pero incluso en el mejor de los casos como “lámpara”, se ha vuelto cada vez más tenue y apenas puede arrojar luz sobre sí mismo. Tomando como ejemplo su sistema electoral, ambos partidos gastaron más de 16.700 millones de dólares en las elecciones de mitad de mandato de 2022, lo que empequeñece el PIB de 2021 de más de 70 países. Las 21 familias que más donaron a la política contribuyeron con al menos un millón cada una, un total de 783 millones de dólares.
Más del 90% de los elegidos como legisladores ganaron derrochando fondos. La llamada democracia estadounidense no es más que un “juego de ricos” basado en el capital. El orgullo de los estadounidenses por su democracia ha descendido bruscamente, del 90% en 2002 al 54% en 2022, según una encuesta conjunta del Washington Post y la Universidad de Maryland.
A pesar de los crecientes problemas internos, Estados Unidos sigue comportándose con un sentimiento de superioridad, usurpando el papel de “conferenciante de la democracia” y organizando otra edición de la llamada “Cumbre para la Democracia”. El propósito de la reunión es formar pequeños círculos en las relaciones internacionales y avivar la confrontación ideológica y de bloques.
La democracia es un valor común de la humanidad, no un derecho especial de unos pocos países. Medir los sistemas políticos del mundo con un solo rasero es intrínsecamente antidemocrático. La civilización humana, si se compara con un jardín, debería ser un lugar diverso en el que la democracia de los distintos países floreciera como cien flores. Lo que conviene es lo mejor. No hay ningún sistema democrático que sea perfecto o superior a otros, y mucho menos un modelo democrático que funcione para todos los países.
China está comprometida con la democracia popular de proceso completo, que no sólo se refleja en el diseño completo del sistema, sino también en su funcionamiento y buen efecto. Tomemos como ejemplo el sistema de congresos populares, el sistema político fundacional de China. La elección de diputados a los congresos populares es la elección democrática a mayor escala del mundo, así como un buen testimonio de la democracia popular de todo el proceso de China. Entre los 2.977 diputados de la XIV Asamblea Popular Nacional, 442 pertenecen a grupos étnicos, cubriendo cada uno de los 55 grupos étnicos minoritarios, 42 son chinos retornados de ultramar, 790 son mujeres y 497 son trabajadores de primera línea y agricultores. Además, China ha desarrollado exhaustivamente la democracia consultiva y ha desarrollado activamente la democracia a nivel primario, dando plena expresión a la voluntad del pueblo, protegiendo sus derechos e intereses y despertando su creatividad. En los más de 40 años transcurridos desde el inicio de la reforma y la apertura, China ha sacado a más de 800 millones de personas de la pobreza absoluta y ha construido el mayor sistema de seguridad social del mundo, en el que el seguro médico básico ha cubierto a más de 1.300 millones de habitantes. La sensación de felicidad y ganancia de la gente ha mejorado continuamente. Debería corresponder a la población de un país juzgar si el sistema del país es bueno o no y si es democrático o no. Los pocos países santurrones no tienen derecho a señalar con el dedo.
Como el mundo actual se enfrenta a desafíos y crisis compuestos, la comunidad internacional debe aunar esfuerzos. China está dispuesta a trabajar con otros países para defender los valores comunes de la humanidad de paz, desarrollo, equidad, justicia, democracia y libertad, promover activamente una mayor democracia en las relaciones internacionales, resistir y rechazar resueltamente la pseudodemocracia, la antidemocracia y la manipulación política bajo la apariencia de democracia, y construir una comunidad con un futuro compartido para la humanidad.