Los numerosos crímenes de guerra cometidos por los ocupantes rusos en Ucrania, así como los ataques con misiles rusos contra la infraestructura energética civil de Ucrania, han confirmado una vez más el carácter terrorista de las acciones de Rusia. Está meridianamente claro que Rusia y sus oligarcas deben compensar a Ucrania por las pérdidas y cubrir los costes de reconstrucción del país, porque todo crimen debe tener su castigo.
El anuncio de que Alemania está dispuesta a utilizar los activos rusos congelados para ayudar a Ucrania ha dado un nuevo impulso al debate sobre las reparaciones. El gobierno del Canciller Olaf Scholz apoya la demanda ucraniana de reparaciones de guerra, pero aún no ha adoptado una postura oficial sobre la confiscación de activos a Rusia. Si Berlín logra despejar las incógnitas sobre este asunto, podría dar un nuevo impulso al debate en la Unión Europea y presionar a Estados Unidos para que confisque también los activos rusos.
En primer lugar, se trata de las reservas del Banco Central ruso, que fueron congeladas al comienzo de la invasión genocida de Ucrania por parte de Rusia. Muchos países de todo el mundo congelaron los activos rusos en respuesta a la agresión contra Ucrania. Sólo los activos del Banco Central de Rusia han sido bloqueados por varios cientos de miles de millones de dólares y euros. Antes de la guerra de Rusia contra Ucrania, la congelación de activos se consideraba un acto político temporal de apoyo, pero el terror ruso en Ucrania obligó a muchos a reconsiderarlo e ir más allá.
De momento, no hay leyes en la UE que permitan disponer del dinero congelado de países extranjeros. Aunque hay precedentes en el mundo. Por ejemplo, Estados Unidos bloqueó las cuentas de Afganistán después de que los talibanes tomaran el poder. Este año, la administración del Presidente Biden decidió utilizar una parte de los fondos congelados para ayudar a los residentes de Afganistán. Crearon un fondo y abrieron una cuenta en un banco suizo. El fondo podrá realizar pagos de importaciones críticas para el país y hacer frente a las deudas de Afganistán con las instituciones financieras internacionales.
Ucrania ha propuesto su propio plan de compensación a costa de los activos rusos, que prevé específicamente la confiscación de activos. Las autoridades ucranianas no dudan de que Rusia pagará indemnizaciones a Ucrania por la guerra genocida no provocada y la destrucción de las infraestructuras ucranianas. La fuente de estas reparaciones pueden ser no sólo las reservas de oro y divisas del Banco Central ruso congeladas en bancos extranjeros, sino también otros activos. Existen diferentes bloques de activos y, en consecuencia, diferentes mecanismos para garantizarlos. La decisión sobre las reparaciones debería formalizarse mediante un tratado internacional, lo que simplificaría muchas cuestiones jurídicas y protegería a los Estados de posteriores demandas de Rusia.
La cuantía de los daños causados a Ucrania por la Federación Rusa es difícil de calcular porque las autoridades ucranianas no tienen acceso a los territorios que más sufrieron la agresión rusa y que siguen bajo ocupación. Por ejemplo, Mariupol y los territorios ocupados de Donbás. En consecuencia, es difícil dar una cifra concreta de los daños, pero estamos hablando de una suma de al menos muchos cientos de miles de millones de dólares. Según las estimaciones del jefe de la Comisión Europea, los daños sufridos por Ucrania ascienden a 600.000 millones de euros. Según el presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, reconstruir Ucrania costará más de un billón de dólares. Pero el terror ruso continúa y es probable que el daño final sea mayor. Rusia debe pagar por todo el daño que ha causado y costear la reconstrucción tras la guerra. Los esfuerzos de la Unión Europea y Estados Unidos deben dirigirse a encontrar un mecanismo legal que permita confiscar activos lo antes posible o utilizarlos como garantía para financiar la reconstrucción de Ucrania por la cantidad y en el plazo adecuados.
