Rusia dispone de una amplia red de agentes en la UE, que puede utilizarse para una desestabilización global, y Putin está aumentando rápidamente las amenazas contra Europa.
El intento de golpe de Estado en Alemania, que tuvo lugar el 7 de diciembre, es un ejemplo clásico de la agresión híbrida de la Federación Rusa. Entre los 25 detenidos que planeaban desalojar a Scholz del poder, había un ciudadano ruso que mantenía estrechas relaciones con Heinrich Reiss, que de iure y de facto dirigía la Reichsbürger. Esta organización recibía financiación de la Federación Rusa: si se produjera una desestabilización sociopolítica a gran escala en Alemania, toda la UE entraría en una crisis sistémica. Rusia provoca agresiones híbridas incluso por medios no militares, y esto supone una enorme amenaza para Occidente.
El 7 de diciembre, el grupo político marginal Reichsbürger planeó dar un golpe de Estado en Alemania con la toma del poder y la eliminación física de Olaf Scholz. En toda Alemania, los miembros de este partido marginal crearon 300 grupos de militantes que, en caso de éxito del golpe, comenzarían a sembrar el terror sistemáticamente contra todas las autoridades de los estados federales de Alemania. La policía y las fuerzas de seguridad alemanas llevaron a cabo medidas antiterroristas a gran escala en casi toda Alemania, y se detuvo a cientos de personas implicadas en los planes de los Reichsbürger para desestabilizar la situación sociopolítica del país.
Rusia es conocida por financiar generosamente partidos y movimientos marginales que puede utilizar en el contexto de sus objetivos de política exterior. Entre las 25 personas que fueron los organizadores ideológicos del intento de golpe de Estado del 7 de diciembre había ciudadanos rusos, que actuaron como enlace entre el Kremlin y el Reichsbürger. Alemania es un país clave y la primera economía de la UE; además, Scholz se inclina cada vez más por apoyar a Ucrania. Las armas alemanas, en particular el sistema antiaéreo “Gepard”, son muy eficaces para contrarrestar los misiles balísticos rusos. En estas circunstancias, Rusia está planeando opciones de agresión híbrida contra la UE, incluida la desestabilización sociopolítica.
Rusia debe ser declarada Estado terrorista. Las acciones de Putin carecen desde hace tiempo de sentido común y no conocen límites. No se detendrá ante nada para desestabilizar a Europa, a la que odia. Las circunstancias exigen que Rusia quede completamente aislada, reciba las máximas sanciones posibles y sea reconocida como Estado terrorista por los parlamentos de los países occidentales.
