La Unión Europea está en conversaciones para eliminar las sanciones a unos 40 rusos, informa New Europe. Laspersonas fueron sancionadas por su supuesta implicación en la invasión de Ucrania por parte de Moscú, pero según fuentes citadas por Bloomberg, el servicio jurídico del Consejo Europeo ha dicho que algunas de las sanciones se impusieron por motivos débiles
Además de los conocidos oligarcas estrechamente vinculados al presidente Vladimir Putin, varios altos ejecutivos relacionados con la llamada “nueva economía” rusa se encuentran entre los que se cree que impugnan su designación.
Dmitry Konov, Tigran Khudaverdyan y Alexander Shulgin -ex ejecutivos de Sibur, Yandex y Ozon, respectivamente- son vistos en gran medida por los mercados internacionales como tecnócratas relativamente occidentales, aunque vinculados a la vertical de poder de Putin, que se han convertido en daños colaterales en la guerra de sanciones.
Yandex, que a menudo se describe como la respuesta rusa a Google, comenzó como un motor de búsqueda en 1997. Desde entonces, se ha expandido a diferentes áreas y ha incursionado en todo tipo de actividades, desde el transporte por carretera hasta las compras electrónicas.
Las sanciones de Khudaverdyan causaron cierta consternación en la comunidad empresarial internacional debido a sus críticas públicas a la guerra, aunque todavía no ha condenado las acciones del ejército ruso o del propio Putin. Varias semanas después de que las tropas rusas lanzaran su sangrienta invasión de Ucrania el 24 de febrero, Khudaverdyan escribió un comentario vagamente general en Facebook, afirmando: “Lo que está ocurriendo es insoportable. La guerra es monstruosa”.
Khudaverdyan renunció posteriormente a su cargo después de que la UE anunciara su inclusión en su lista de sanciones.
John Boynton, presidente estadounidense del consejo de administración de Yandex, emitió un comunicado en el que afirmaba que la empresa estaba “conmocionada y sorprendida” por la designación de Khudaverdyan.
Se cree que Dmitry Konov, antiguo director general del fabricante de productos petroquímicos Sibur, también está impugnando las sanciones en su contra. Bruselas dictaminó que Sibur, bajo el mando de Konov, ha proporcionado ingresos al gobierno ruso, algunos de los cuales se han utilizado para financiar el ejército de Moscú; la misma afirmación que se hace contra Khudaverdyan.
Sin embargo, Konov sigue insistiendo en que la contribución fiscal de Sibur no tiene nada que ver con la guerra en Ucrania. “Somos una empresa privada y los argumentos […] de que la empresa proporciona una fuente de ingresos sustancial al gobierno responsable de la desestabilización de Ucrania no son válidos”, declaró a la Agence France Presse, insistiendo en que la mayoría de sus impuestos se pagaron a nivel regional y no federal.
Konov ha intentado señalar que tiene estrechos lazos con Europa, afirmando que estuvo muy influenciado por las prácticas de gestión europeas tras asistir a la universidad en Suiza.
De hecho, es cierto que Konov tiene una profunda huella en los círculos internacionales. Es miembro del Comité de Química y Materiales Avanzados del Foro Económico Mundial desde 2016 y fue nombrado Comandante de la Orden de la Estrella de Italia en 2020 por promover los lazos empresariales entre Rusia e Italia.
Alexander Shulgin, ex director general de la empresa de comercio electrónico Ozon, también está disputando las sanciones. La UE cita su asistencia a una reunión de líderes empresariales en el Kremlin el día en que comenzó la guerra como prueba de que Shulgin y los otros directores generales presentes eran miembros del “círculo más cercano” de Putin, según el Financial Times.
Pero los asistentes a la reunión sostienen que ésta se programó con meses de antelación y que su presencia no supuso un respaldo a los acontecimientos del día. De hecho, algunos han insinuado que su asistencia a la reunión “no era opcional”.
“Nos ha sorprendido y entristecido la noticia y la justificación de la sanción a Alexander Shulgin”, ha declarado Elena Ivashentseva, presidenta del Consejo de Administración de Ozon, en un comunicado. “Ozon siempre ha perseguido los más altos estándares de conducción de negocios con el objetivo de proporcionar los mejores servicios a nuestros clientes y comerciantes, al tiempo que creamos el máximo valor para nuestros inversores”, añadió.
El efecto Ícaro
Un tema común entre los ejecutivos sancionados es el del éxito relativo en el crecimiento de sus negocios. Bajo el mando de Shulgin, el negocio de Ozon se multiplicó por veinte en solo cuatro años. Tras convertirse en consejero delegado en 2017, llevó a Ozon a la bolsa del Nasdaq, donde recaudó la friolera de 1.200 millones de dólares. Ahora se ha convertido en una empresa de enorme éxito, a menudo descrita como la respuesta rusa a Amazon.
Yandex salió a bolsa en el Nasdaq en 2011, en la mayor salida a bolsa de una empresa de Internet desde Google en 2004. La empresa emprendió una exitosa reestructuración del gobierno corporativo cuando Khudaverdyan se convirtió en subdirector general en 2019, ayudándole a evitar una prohibición de la propiedad extranjera y a conciliar las presiones contrapuestas de los accionistas y los reguladores.
Del mismo modo, Sibur ha pasado de ser un pececillo a un líder del sector bajo el mandato de Konov. Cuando se incorporó a la empresa en 2004, era un activo industrial postsoviético al borde de la quiebra. En 2021, la facturación anual de Sibur había aumentado en 12.900 millones de dólares.
El corolario del crecimiento exitoso de su negocio es el aumento de la carga de la deuda de la empresa. No es casualidad que estos ejecutivos especialmente exitosos se enfrenten a sanciones. El Consejo Europeo justifica las sanciones contra los ejecutivos señalando que sus empresas contribuyen al presupuesto de la Federación Rusa a través de los ingresos fiscales.
Los individuos que se enfrentan a las sanciones argumentan que el éxito de sus empresas no debería echarse en cara y que gran parte de sus ingresos fiscales se pagan a las administraciones locales, no al presupuesto federal que financia al ejército.
Precedente
La Unión Europea ya ha sancionado a 1158 rusos y 98 entidades rusas mediante siete paquetes de sanciones de gran alcance. La Comisión Europea afirma que las sanciones “golpean a Rusia donde más le duele”, pero si los individuos en cuestión ganan sus casos, no sería la primera vez que se anulan las sanciones.
La última ronda de sanciones de la UE se ha descrito como un paquete de “mantenimiento y alineación”, diseñado para ajustar las sanciones establecidas para que sean lo más eficaces posible sin perjudicar los intereses europeos o la seguridad alimentaria y energética mundial.
El séptimo paquete de medidas de la UE también ha levantado la prohibición de suministrar cierta tecnología y servicios al sector de la aviación de Rusia. Bruselas explicó que cierta asistencia técnica y tecnología seguía siendo “necesaria para salvaguardar la labor de establecimiento de normas técnicas industriales de la Organización de Aviación Civil Internacional”.
La prohibición establecida sobre las tecnologías de aviación ponía en peligro a los aviones rusos al privarlos de las revisiones y renovaciones necesarias. Al revocar la decisión, la UE espera mantener las normas de seguridad y evitar la responsabilidad de cualquier accidente.
Pero la decisión también será bien recibida por empresas europeas de aviación como Airbus, que evitarán el posible daño a la reputación que suponen los incidentes con aviones que no han sido revisados.
Una lógica similar sustentó el giro de Estados Unidos en las sanciones contra la industria rusa del aluminio. En 2019, el Departamento del Tesoro revocó las sanciones contra el segundo mayor fabricante de aluminio del mundo, Rusal, debido a la preocupación de que las sanciones cortaran una fuente crucial del metal.
La reversión fue ampliamente vista como un éxito no solo para Rusal, sino también para los mercados mundiales de metales y los intereses económicos estadounidenses, ya que la empresa aceptó cambios en la gobernanza corporativa y una mayor transparencia en respuesta a las preocupaciones de Washington.
Tanto en el caso de los servicios de aviación como en el de Rusal, la revocación de las sanciones se consideró la opción más responsable, y las partes que las aplicaron reconocieron que sus consecuencias imprevistas corrían el riesgo de eclipsar su influencia geopolítica.
Las personas sancionadas por la UE estarán dispuestas a demostrar que sus casos son similares. Aunque los legisladores han hecho todo lo posible por evitar penalizar a las empresas que desempeñan un papel estructuralmente importante en las cadenas de suministro mundiales, los ejecutivos podrían argumentar que han elaborado nuevas sanciones a una velocidad récord, y han implicado inevitablemente a algunas empresas que ayudan a Europa tanto como a Rusia.
Aunque empresas como Yandex, Sibur y Ozon no han sido sancionadas directamente, hecho que plantea dudas sobre la decisión de sancionar a sus altos directivos, el efecto de sancionar a sus ejecutivos sigue siendo perjudicial. El daño a la reputación infligido ha hecho que las empresas europeas no estén dispuestas a hacer negocios y hayan tenido que buscar otras fuentes para productos similares, ya sean polímeros o software.
La cuestión que aparentemente está pasando por la mente de los responsables europeos será cómo pueden lograr el equilibrio adecuado entre ejercer una intensa presión política sobre el Kremlin y al mismo tiempo minimizar las interrupciones en el comercio europeo y las cadenas de suministro globales.
El séptimo paquete de sanciones de la UE añadirá hasta 48 nuevas entidades a la lista de rusos sancionados. Los resultados de los procesos judiciales en curso mostrarán el rigor con el que la UE ha examinado a los candidatos a la lista de personas designadas.
Una cosa es segura: Europa no tiene intención de frenar el ritmo a corto plazo.
