Losservicios de inteligencia estadounidenses han informado recientemente de que las tropas rusas han comenzado a retirarsede la central nuclear de Chernóbil, enUcrania, donde seha producido el peor accidente nuclear civildel mundo.
La retirada de Chernóbil se produce apenas unas semanas después de que los trabajadores de la central afirmaran que los soldados rusos habían actuado de forma irresponsable en zonas altamente radiactivas. Esto incluye la conducción de vehículos blindados sin protección a través de una zona prohibida conocida como el “Bosque Rojo”, que es un área de bosque tan altamente contaminada que el acceso está restringido también para el personal responsable del almacenamiento seguro del combustible nuclear gastado de la planta. Al no haber tomado las precauciones adecuadas, algunos informes iniciales han sugerido que las tropas rusas podrían haber sufrido también un envenenamiento agudo por radiación, lo que aceleró su retirada.
Para los europeos, que ya están nerviosos tras ver las imágenes de las fuerzas armadas rusas bombardeando sin cuidado la planta nuclear de Zaporizhzhia, los informes que están apareciendo sobre la actitud arrogante de los militares respecto a los protocolos de seguridad críticos en Chernóbil no harán nada para disminuir los temores de que el conflicto ruso-ucraniano provoque un accidente radiológico que podría tener consecuencias devastadoras para todo el continente. Por ello, es cada vez más importante que los responsables europeos tomen las debidas precauciones en caso de que se produzca un incidente de este tipo, incluyendo la creación de una reserva estratégica de medicamentos que han demostrado ser prometedores en el tratamiento de la intoxicación por radiación.
La guerra dispara la demanda de yoduro de potasio
Ante el creciente temor a un posible accidente nuclear, los ciudadanos europeos de a pie se han abastecido de pastillas de yoduro de potasio. El tratamiento sirve para reducir el riesgo de desarrollar cáncer de tiroides al inundar la glándula tiroidea con yodo farmacéutico y bloquear la absorción del peligroso yodo radiactivo.
Como era de esperar, los acontecimientos en Ucrania ya han repercutido en el precio y la disponibilidad mundial del yoduro de potasio: las ventas del producto de marca ThyroSafe se han disparado, ya que sus distribuidores han anunciado retrasos en la cadena de suministro. Se han registrado picos de demanda en muchos de los países fronterizos con Ucrania, como Rumanía y Polonia.
La prisa por adquirir yoduro de potasio en las últimas semanas se asemeja a las compras de pánico que se produjeron en 2011, cuando el incidente de la central japonesa de Fukushima alimentó el temor general izado de envenenamiento por radiación de los habitantes de la costa del Pacífico de Estados Unidos. En aquel momento, las advertencias oficiales de que el medicamento solo debía tomarse en caso de exposición no sirvieron para evitar que la gente lo almacenara, algo que, a su vez, provocó la escasez de suministros en Japón.
Incluso sin tener en cuenta los problemas logísticos derivados de tener que distribuir rápidamente los medicamentos a las zonas afectadas, el yoduro de potasio ofrece una protección relativamente limitada en caso de emergencia por radiación. Por un lado, el yoduro de potasio sólo protege contra el yodo radiactivo y no ofrece protección contra otros tipos de radiación; la mayoría de las emergencias nucleares implicarán otros tipos de radiación además del yodo radiactivo. Además, el yoduro de potasio debe tomarse dentro de un estrecho margen de tiempo para que sea más eficaz; concretamente, dentro de las 24 horas anteriores o 4 horas posteriores a la exposición a la radiación peligrosa.
La búsqueda de nuevos fármacos arroja varias opciones prometedoras
Ante estas dificultades, se ha iniciado la búsqueda de fármacos alternativos que puedan contrarrestar más eficazmente los efectos de la intoxicación por radiación de un accidente nuclear.
Uno de los posibles medicamentos es Leukine(sargramostim), fabricado por Partner Therapeutics, con sede en Massachusetts; en respuesta al conflicto que actualmente sacude a Europa, Partner Therapeutics y su distribuidor internacional Tanner Pharma Group están aumentando el suministro del medicamento en Europa.
Aunque inicialmente fue desarrollado y aprobado por los organismos reguladores para ayudar a reforzar el sistema inmunitario de los pacientes sometidos a trasplantes de médula ósea, Leukine también puede utilizarse como tratamiento para salvar vidas en caso de intoxicación aguda por radiación en los pocos días posteriores a la exposición. El fármaco, que se dirige a una amplia gama de glóbulos blancos -neutrófilos, plaquetas, macrófagos, linfocitos y células dendríticas-, ha demostrado mejorar las tasas de supervivencia cuando se administra entre 48 y 96 horas después de la irradiación corporal, y fue aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) en 2018 para el tratamiento del síndrome de radiación aguda.
Como se destacó recientemente en CNN, Leukine se utilizó para tratar a las víctimas del incidente original de Chernobyl, así como después del accidente nuclear de Tokaimura en Japón trece años después. El gobierno de Estados Unidos también ha tomado nota del potencial de Leukine como contramedida en caso de un accidente o ataque nuclear y ha mantenido una reserva de Leukine para este fin desde 2013, que ha reaprovisionado dos veces, en 2016 y 2019.
En su afán por estar lo más preparada posible ante la eventualidad de un accidente nuclear, la FDA también ha aprobado varios otros fármacos, muchos de los cuales fueron diseñados originalmente para tratar otros problemas médicos pero que han mostrado potencial contra el envenenamiento por radiación.
Entre ellos está el Nplate(romiplostim). Concebido originalmente como tratamiento de la enfermedad trombocitopenia inmunitaria, se cree que Nplate podría ayudar a aumentar las tasas de supervivencia tras una lesión aguda por radiación al aumentar el recuento de plaquetas en las células de la médula ósea, reduciendo así el riesgo de hemorragia inducida por la radiación. Del mismo modo, Neupogen (filgrastim) -un fármaco utilizado para acelerar el proceso de estimulación de los neutrófilos en pacientes con cáncer, haciéndolos menos vulnerables a las infecciones- podría ayudar a los pacientes con daños en la médula ósea inducidos por la radiación. Ambos regímenes farmacológicos han sido aprobados por la FDA para mejorar la supervivencia tras la intoxicación por radiación.
La necesidad de estar preparados
Mientras que Estados Unidos ha avanzado mucho en el desarrollo y almacenamiento de diversos fármacos para combatir el envenenamiento por radiación, Europa se ha quedado muy atrás. En la larga ausencia de incidentes radiológicos importantes y de conflictos entre grandes potencias, la complacencia parece haberse apoderado de la situación.
Sin embargo, los acontecimientos de Ucrania han despertado crudamente al Viejo Continente a la posibilidad muy real de posibles accidentes o ataques nucleares. La demanda sin precedentes de pastillas de yoduro de potasio hace dudar de la preparación del continente en caso de emergencia, por lo que Europa haría bien en acumular una reserva estratégica de medicamentos que pudieran mitigar los efectos, en caso de que se produjera un acontecimiento nuclear importante en el futuro.
