Cuando Rumanía cumple 15 años de pertenencia a la UE, ¿qué probabilidades tiene el país de incorporarse a Schengen o a la eurozona? ¿Qué progresos se han realizado en materia de economía y Estado de Derecho, y cuál es la repercusión de casos destacados como la negativa del Reino Unido a extraditar a Gabriel Popoviciu por motivos de derechos humanos y la preocupación por un juicio justo?
En enero de 2022 se cumplieron 15 años de la entrada de Rumanía en la Unión Europea, junto con Bulgaria. Los dos países llegaron tres años más tarde a la fiesta que los países que formaron el grupo de nuevos miembros de Europa Central y del Este en 2004. ¿Qué progresos ha hecho Rumanía en este tiempo y qué le depara el futuro en cuanto a la pertenencia a Schengen y a la eurozona? ¿Se considera el país verdaderamente europeo en cuanto a sus resultados económicos y su adhesión a las normas europeas en ámbitos como el Estado de Derecho?
A primera vista, Rumanía se ha beneficiado económicamente de su pertenencia a la UE. Según la representación de la Comisión Europea en Rumanía, en sus 15 años de pertenencia a la UE, Rumanía ha recibido fondos de la UE por valor de 62.000 millones de euros, y ha aportado 21.000 millones de euros al presupuesto de la UE.
Ramona Chiriac, jefa de la representación de la Comisión Europea en Rumanía, ha declarado: “Desde el punto de vista económico, Rumanía es un beneficiario neto de la financiación europea. Un simple cálculo revela un saldo positivo de 41.000 millones de euros. Pero me gustaría subrayar que no se trata sólo de dinero, sino también de solidaridad europea. Me gustaría señalar que la financiación europea está presente en todas partes en Rumanía, son una parte integral del desarrollo del país en estos 15 años”.
El PIB se ha triplicado en Rumanía; pero Rumanía y Bulgaria juntas ocupan los últimos puestos europeos en cuanto a salarios, infraestructuras de transporte, sanidad y educación.
¿Cuáles son las perspectivas de adhesión de Rumanía a Schengen? Ciertamente, los funcionarios del país afirman que el país está preparado desde hace tiempo. Pero el camino hacia Schengen ha sido difícil tanto para Rumanía como para Bulgaria. En Rumanía, los funcionarios afirman que el país lleva años preparado para incorporarse a Schengen. Recientemente, tanto Rumanía como Bulgaria han recibido el apoyo del Parlamento Europeo a su solicitud de adhesión a Schengen. Sin embargo, su solicitud ha sufrido controversias y turbulencias. El Parlamento Europeo la aprobó inicialmente en junio de 2011, pero el Consejo de Ministros la rechazó en septiembre de ese mismo año. En aquella ocasión, parecía que los gobiernos francés, holandés y finlandés, en particular, tenían dudas en cuanto a la lucha contra la corrupción y el crimen organizado.
¿Le va mejor a Rumanía en su intento de entrar en la eurozona? Rumanía, al igual que Bulgaria, tiene muchas ganas de entrar en el euro. Sin embargo, ninguno de los dos países ha tenido éxito 15 años después de su adhesión a la UE. Rumanía esperaba incorporarse en 2024, pero en el país se admite ampliamente que esto no es realista. Se considera que Rumanía no está preparada para adoptar la moneda única, de ahí que los rumanos hayan cambiado oficialmente su propio plazo a 2027-28. Bulgaria parece progresar un poco más rápido en este frente y sigue teniendo como objetivo 2024. Ha sido admitida en el Mecanismo de Tipos de Cambio (MTC II), que es el primer paso para entrar en la moneda única. Bulgaria no tendrá un enfoque escalonado ni un periodo de transición. En su lugar, tienen previsto que el lev y el euro circulen al mismo tiempo durante un mes, y que el lev se retire en febrero de 2024.
Las luchas de Rumanía no se han limitado al ámbito económico. El sistema de justicia y, en particular, las condiciones de las cárceles han sido motivo de gran preocupación en los 15 años transcurridos desde la adhesión del país a la UE. El Comité para la Prevención de la Tortura y de las Penas o Tratos Inhumanos o Degradantes (CPT) del Consejo de Europa ha realizado frecuentes visitas y ha expresado su preocupación por las denuncias de malos tratos físicos infligidos por los agentes de policía a los detenidos. Su visita de 2019 dio lugar a un informe en el que se detallan las denuncias de golpes infligidos por los agentes de policía a los sospechosos, supuestamente con el objetivo principal de obtener una confesión. El CPT también comentó la investigación de las denuncias de malos tratos policiales y recomendó que los fiscales apliquen estrictamente los criterios de eficacia. Expresaron su preocupación por el hecho de que los sospechosos de delitos y los presos preventivos permanezcan en centros de detención policial hasta dos meses o más, donde están expuestos a un mayor riesgo de intimidación física y presión psicológica.
Otras preocupaciones sobre el sistema de justicia han estado relacionadas con la politización de los procesos, con la apertura de causas penales para favorecer las vendettas y el sometimiento de los jueces a presiones o sobornos. El año pasado, el Tribunal Superior de Justicia del Reino Unido se negó a extraditar al empresario Gabriel Popoviciu a Rumanía, y el juez Holroyde concluyó que Popoviciu había sufrido una “negación total de los derechos a un juicio justo” en Rumanía. El destacado comentarista jurídico Joshua Rozenberg resumió la importancia de la decisión del tribunal británico en cuanto a la posición de Rumanía en Europa diciendo: “La verdadera lección de este caso es más escarmentadora: no hay que ir muy lejos para encontrar un comportamiento judicial que sería impensable en el Reino Unido. Debería ser impensable en la Unión Europea”.
Mientras Rumanía reflexiona sobre sus 15 años dentro de la UE y mira hacia el futuro, ya que el país también inicia las conversaciones de adhesión con el Consejo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), todavía hay mucho que abordar para que el país justifique su actual pertenencia a la Unión Europea y también convenza a la OCDE de la disposición de Rumanía a unirse a esa organización.
