Esta semana se han celebrado manifestaciones ante el Parlamento Europeo en Bruselas, encabezadas por el Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP). En una conferencia de prensa en el Club de Prensa de Bruselas, pidieron la liberación de Khaleda Zia, la ex primera ministra de Bangladesh.
Khaleda Zia está cumpliendo actualmente una pena de prisión tras haber sido condenada por corrupción en 2018. Fue ingresada en el hospital en noviembre de 2021 con enfermedades críticas de hígado y riñón.
Los médicos que la tratan han aconsejado que necesita un tratamiento experto en el extranjero, en un hospital especializado de Alemania, Reino Unido o Estados Unidos.
El BNP sostiene que el juicio y la condena de Khaleda Zia en 2018 tuvieron una motivación política, y que es víctima de abusos contra los derechos humanos. Las acusaciones son negadas por el gobierno en el poder, que le ha negado el permiso para salir de Bangladesh mientras sigue cumpliendo la condena ordenada por el tribunal.
También se cuestionan los vínculos del BNP con el partido político Jamaat e Islam Bangladesh, cuyos líderes políticos fueron notorios criminales de guerra, algunos de los cuales fueron ministros del gabinete cuando Khaleda Zia era primera ministra.
Khaleda Zia se ha convertido ahora en un peón en un juego de poder político del BNP para alegar una violación de sus derechos humanos y ganar puntos frente a sus oponentes políticos. El hecho es que fue declarada culpable por el tribunal de desviar fondos del pueblo de Bangladesh. No ayudará a resolver rápidamente la disputa política entre el BNP y el gobierno de Bangladesh revisar los cargos y los procesos judiciales que llevaron a su condena hace 4 años.
La política partidista y los argumentos sobre derechos humanos deben dejarse de lado.
La cuestión más apremiante y urgente para Madame Zia es la compasión humanitaria, una cualidad que lamentablemente escasea en el mundo de la política, cuando se trata de disputas entre partidos políticos enfrentados.
A sus 77 años y en su ocaso, Madame Zia padece una grave enfermedad terminal y merece clemencia. Fue una destacada figura pública en su mejor momento, que sirvió bien a su país y que hizo mucho por promover los derechos de la mujer en Asia. Pero nadie va a ganar nada con una discusión sobre los derechos humanos, cuando lo que importa para una solución urgente de sus problemas médicos es la compasión humana.
El BNP debería solicitar al Presidente de Bangladesh que se apiade y perdone a Madame Zia por motivos humanitarios para que pueda ejercer su deseo de recibir tratamiento médico experto en el extranjero, y reducir su dolor y sufrimiento en libertad.
